En nuestro sistema educativo se está produciendo
una transformación innegable a partir de la llegada de las netbooks del
Programa Conectar Igualdad. Pero dicha transformación requiere de un fuerte
compromiso de los docentes que tenemos que tener muy en claro que la educación
enciclopedista y bancaria ya no sirve más. Que la verdadera función de la
escuela debe ser permitir que todos estén dentro aprendiendo pero respetando la
diversidad que no es darles a todos lo mismo ni igualarlos en oportunidades.
Sino que la verdadera igualdad es la que pone a todos en posiciones de poder,
poder hacer, poder llegar. Porque todos somos iguales en derechos pero muy
diversos en intereses, culturas, historias y trayectorias formativas. No
queremos una escuela homogeinizadora sino una que valore las diferencias y a
partir de ellas se enriquezca. No queremos una escuela que nos enseñe a
resolver solos todos los problemas sino una que nos permita resolverlos juntos.
Porque una sociedad se construye con todos y cada uno tiene algo para aportar.
Una escuela inclusiva no es la que mete a todos adentro sino la que tiende
manos para que todos logren un lugar. Si partimos de un curriculum elitista
tendremos una escuela de elite, si partimos de un curriculum accesible a todos,
todos podrán aprehenderlo. Si partimos de los intereses del maestro dejamos
afuera del proceso al verdadero protagonista del aprendizaje que es el
aprendiz. Necesitamos una pedagogía que ponga al joven en el centro de la
escena educativa, que privilegie sus intereses, sus deseos, sus necesidades, que
parta de su historia, de su contexto, de lo que sabe, que lo haga protagonista. Desde el 2003
estamos viviendo tiempos de transformaciones profundas en lo económico, en lo
político, en lo social y en lo educativo. Para alcanzar la Justicia Social que
todos soñamos necesitamos Justicia educativa, es decir, patear el tablero y
poner a todos en igualdad de posiciones. Porque con llevarlos a todos a la
cancha a ver el partido no es suficiente si no nos aseguramos que
todos lo puedan ver y además tenemos que propiciar que también todos puedan jugar el partido, sino es una farsa que reproduce las desigualdades. Una
sociedad justa es aquella donde todos pueden y ocupan lugares de poder.
Para transformar la sociedad necesitamos
transformar la escuela. Para alcanzar la Justicia Social necesitamos empezar
por la Justicia curricular que nos llevará a la Justicia Educativa. Este concepto de “justicia curricular” que pertenece a Connel* hace
referencia a la posibilidad de garantizar
el derecho a la educación de todos posicionando a los sectores populares como
el eje de las políticas educativas y como el centro de la educación. Es decir
que el punto de partida para la elaboración del curriculum tienen que ser los
sectores populares. Esto cambia las reglas del juego y pone a todos en posición
de igualdad.[i] Las imágenes que ilustran la nota me parecen que representan estos conceptos.
De este tema y otras cuestiones que nos lleven para
repensar la escuela y las prácticas docentes trata el Marco político pedagógico de la
Especialización de nivel Superior en Educación y TIC del cual soy tutora.Un trabajo que me gusta mucho.
[i] Wanger,
Elizabeth y Lavari, Mariana (2012), “Clase 1: Educación secundaria obligatoria
y derecho a la educación”, Marco político-pedagógico, Especialización
docente de nivel superior en educación y TIC, Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
* Connel, R. W, Escuelas y justicia social. 2006, Madrid, Morata)
* Connel, R. W, Escuelas y justicia social. 2006, Madrid, Morata)