En
esta época del año viene bien reflexionar sobre la evaluación. Soy
de las que creen que el conocimiento se construye y que para eso se
necesita tiempo y acompañamiento porque además nadie aprende solo.
Cada uno tienen sus tiempos y por eso los procesos de aprendizaje no
son iguales para todos. Por eso la evaluación también es un proceso
que se realiza con tiempo, con acompañamiento y con coherencia
metodológica. Por eso prefiero instrumentos de evaluación más
participativos ya que no evaluamos lo que el estudiante aprendió
solamente sino también debemos poner la mirada sobre nuestro
desempeño como facilitadores de esos aprendizajes. Evaluar es
apostar a que el estudiante pueda dar cuenta de lo aprendido para a
partir de allí construir los futuros aprendizajes. Para dar cuenta
de lo que se aprendió también es necesario hacer un análisis
introspectivo sobre el propio proceso de aprendizaje que puede ser
individual y colectivo. Esto permite dar cuenta de qué se aprendió
y cómo pero también de repensar prácticas. En lo personal
prefiero instrumentos de evaluación abiertos, flexibles, de
construcción colaborativa y que permiten reflexionar sobre el
proceso de aprendizaje y sobre el mismo proceso evaluativo. De ahí
que el portfolio acompañado de un análisis metacognitivo son los
que hace varios años utilizamos en mis cursos y permite obtener muy
buenos resultados especialmente cuando trabajamos con un enfoque
comunicacional incorporando las TIC al aula. Siempre pensando el aula
en un sentido amplio ya que hoy hay diferentes y múltiples espacios
en los que ocurre el aprendizaje. Me refiero al aula, al estudio de
radio, al taller de medios audiovisuales, al de producción
multimedia, al espacio del CAJ (Centro de Actividades Juveniles) El
aula ya no es las cuatro paredes de un salón ni los aprendizajes se
dan solamente en la escuela ni la escuela responde a esa estructura
rígida de antaño. Por lo tanto los procesos de aprendizaje son
múltiples y de allí que la evaluación no puede reducirse a un
momento ni a una formalidad burocrática. Lo deseable es que los
instrumentos de evaluación sean variados y que el foco esté puesto
en los procesos y en los horizontes que se abren ya que no todos
aprendemos de la misma manera ni al mismo tiempo. Los logros de este
año deben ser un punto de partida hacia futuros aprendizaje. A la
hora de evaluar prefiero apostar a lo que se logró y lo que se
logrará a futuro respetando los tiempos de cada uno. Estoy
convencida que la evaluación nunca debe ser un límite ni una puerta
cerrada contra la que darse la cabeza sino que apuesto a un proceso
de aprendizaje en el que la evaluación es una instancia más, es
una puerta abierta a la construcción de procesos de aprendizaje
acordes a los estudiantes reales con los que compartimos un
recorrido, una trayecto educativo.
Dejo un interesante artículo del portal educ.ar sobre el tema: Evaluar: lejos del «saquen una hoja» y en otra entrada de este Blog hay un artículo sobre el Portfolio de Edith Litwin que también vale para ampliar.