por Silvina Rosignoli
El viernes, cuando las netbooks llegaron a la escuela Secundaria n° 42 de City Bell en la que trabajo, se produjo un hecho significativamente maravilloso. La directora, los docentes y los auxiliares, todos, nos pusimos a descargar del camión primero, a ordenar y clasificar por año después y a organizar la entrega a las chicas y chicos que exaltados y ansiosos esperaban en sus aulas que los llamaran por su nombre. A la mañana todos recibieron la suya y se sacaron fotos. A la tarde llegaron los padres para presenciar el acto oficial de entrega del que participó el director del Anses de La Plata y el senador Kibo Carlotto. Fue una jornada agotadora, llena de tensiones porque no había que equivocarse para garantizar que cada uno se llevara la suya. Ahora sólo resta esperar que vengan a conetar el servidor y cargar los equipos. Esa seguramente será otra jornada larga y agotadora pero de la que en conjunto participaremos todos para que salga bien. Una escuela es un espacio en que se construye futuro y esa es una construcción colectiva. Nadie puede sólo, el grupo es el que avanza.
Nuestros jóvenes comienzan una nueva era en la que ya nadie podrá proponerles hacerlo sólos, olvidarse del otro o jugar su propio juego porque ya no hay otra forma de construir que no sea construir colectivamente, hacerlo juntos, jugar en red, enredarse con otros y compartir y compartir para que tenga sentido.
Ojala todos los adultos lo entiendan, ojalá todos los docentes estén dispuestos a aprender junto a los chicos e incluso a aprender de ellos. Porque de ahora en más a la escuela no van los chicos a aprender y los docentes a enseñar, ahora todos vamos a aprender juntos. Otro modelo educativo está en marcha para construir un modelo de país más justo, más equitativo y más solidario.
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