viernes, 9 de septiembre de 2011

La capacitación docente, evaluación, calificación de los estudiantes y organización del tiempo escolar a partir de la inclusión de las TIC.

Los temas que ocuparán el debate de los próximos meses en el área de Educación son la evaluación, calificación y promoción. El tema de qué criterios se usan para aprobar y desaprobar y para evaluar en diciembre o febrero (este va a ser un problema que debemos anticipar) Las contradicciones de la normativa. Diseños curriculares que dicen una cosa y prácticas que van por otro.

Otra cuestión a tener en cuenta, y no es menor, es la capacitación docente. La oferta parece mucha pero cuando uno habla con los docentes nota que es escaza e incluso no le sirve a todos. Por un lado está el Curso Básico de Conectar Igualdad que es muy bueno y capacita en lo básico del uso de las nets en lo técnico, pedagógico y didáctico. Pero para muchos docentes es muy avanzado y lo dejan porque no le pueden seguir el ritmo. Por otro lado están los de educ.ar que son más específicos y excelentes, sin embargo hay docentes que los ven como muy avanzados. La mayoría no se puede habituar al curso virtual, especialmente aquellos que no están acostumbrados a estos entornos y prefieren los cursos presenciales. Aquí es donde surge el problema. Los del Cie son demasiado básicos que es bueno para los principiantes pero no aportan más que algunos elementos técnicos, en especial el uso del Programa Maestro que está siendo sobrestimado y que a mi entender en muchos aspectos no colabora al cambio de perspectiva pedagógica porque mantiene y sobrevalora el “control” del docente sobre el alumno, y me atrevo a decir que es su peor aspecto. Después se les muestran los escritorios, cómo navegarlos, bajar actividades y cuáles son los programas básicos aunque no siempre a usarlos. Pero lo que dejan afuera es lo más importante que es lo pedagógico, la didáctica y el espíritu de la inclusión de las tics en Educación. Todo eso es sobre lo que debemos reflexionar, debe quedar en claro cuál es el paradigma sobre el cual se para la educación 2.0 o reflexionar sobre el rol del docente en la era digital. Obviamente que si no hay reflexión en estos aspectos mucho menos se podrá plantar la pregunta sobre la evaluación, el cuestionamiento a lo instituido como camino a la innovación. Eso tal vez es lo que falta generar en el docente: la pregunta política sobre cómo transformar su práctica. Creo que si no nos focalizamos en esto, si no insistimos en lo que Freire planteaba sobre el sentido político de toda práctica educativa y vamos a buscar a los docentes para capacitarlos más que en lo técnico, porque lo que necesitamos son docentes críticos, creativos y convencidos, corremos el riesgo de que las netbooks sean vistas como una herramienta más por la mayoría y no como alas que permiten llegar tan lejos como uno quiera. Creo que hay que instalar en los docentes el problema de qué y cómo evaluar y en las autoridades la necesidad de que la normativa sea clara y tenga en cuenta los nuevos entornos de aprendizaje.

Pero además hay que discutir la organización del tiempo en las escuelas. Ya no tiene sentido la división disciplinaria cuando las Tics son propiciadoras de trabajos inter y multidisciplinarios, cuando las Tics atraviesan todas las actividades escolares, desde las formativas hasta las recreativas y cuando cada vez se tiende más a trabajar por proyectos institucionales.

Los especialistas lo sostienen y los docentes que empleamos las TICs a partir de proyectos multidisciplinarios necesitamos que en forma urgente se reestructure el espacio escolar. Nuestros jóvenes son activos participantes de proyectos extracurriculares que incluyen contenidos de varias disciplinas y lo hacen en horarios extraescolares en forma voluntaria pero esos saberes de los que se apropian no son considerados luego por los docentes de otras áreas por no ser parte de las actividades previstas en el currículo escolar.

Por eso creo que debería trabajarse en la escuela de una manera más libre y democrática donde el juego, la creatividad y la participación sean parte fundamental. Debería haber una oferta de proyectos cuatrimestrales o anuales a los cuales los alumnos se puedan sumar en forma voluntaria de acuerdo con sus intereses y donde el estímulo no sea la calificación sino la satisfacción de haber sido parte, el reconocimiento de los pares y de la comunidad y el logro del objetivo perseguido. Así es como ya están trabajando muchos jóvenes en diferentes proyectos como el Programa Jóvenes y Memoria, los Talleres de Comunicación, Radio, Cine, Arte o Deportes. En todos ellos se combinan la formación ciudadana con temas disciplinares contextualizados y el uso del las Tics. Incluso se vienen haciendo desde antes de la llegada de las netbooks y el resultado siempre es gratificante. Los jóvenes se suman, participan, crean, trabajan mucho más que durante las horas de clase tradicionales y aprenden. Aprenden de otra manera, pero aprenden. Entonces, ahora que el Modelo 1 a 1 se ha instalado en las escuelas el aula queda chica y no se puede encerrar el trabajo en cuatro paredes. Es necesario abrir las puertas y las ventanas y sacar la escuela al barrio insertarla en el mundo real. El tiempo de la formación y el aprendizaje ya no se puede reducir a las cuatro o cinco horas de la escuela o las ocho en el caso de las escuelas técnicas. El tiempo de la producción de conocimiento y de la apropiación de saberes es tiempo completo, son las horas en las que el joven comparte con sus amigos una charla, navega en la web, juega en red o comparte fotos. Es el tiempo en el que captura y edita esas fotos y el tiempo en el que socializa el video con la música que le gusta y las fotos de un recital. Aquel en el que comparte los trucos para avanzar niveles en un juego de estrategia. Es el tiempo en el que tiende redes y organiza actividades. Es el tiempo en el que conversa por chat con un par colombiano, italiano o español mientras juegan un multiplayer en tiempo real. En todo eso hay producción, trabajo colaborativo, socialización de saberes e intercambio cultural. En todas esas actividades hay aprendizajes más significativos de los que muchas veces les ofrece la escuela. Esas competencias de las que se ha apropiado solo o con sus pares no pueden ser evaluadas o calificadas por quien muchas veces no las posee. Esos aprendizajes invisibles que se adquieren por fuera de la escuela y que muchas veces son los que le permiten insertarse en el mundo laboral.

Cuando se los convoca a investigar temas de interés social, historias olvidadas de la comunidad, buscar soluciones a un problema concreto que los involucra o participar de acciones solidarias los jóvenes son los primeros en anotarse y llevan todas las actividades adelante con un gran compromiso y entusiasmo. Sin embargo la escuela no tiene esto en cuenta a la hora de evaluar su desempeño y fragmenta sus aprendizajes y califica contenidos conceptuales dejando de lado la puesta en práctica de dichos contenidos.

Si no hacemos algo rápidamente con el tema de la evaluación y calificación de nuestros jóvenes estaremos dejado de lado una cuestión importante de la Educación. El debate se ha instalado y las Tic han sido las que han puesto en evidencia este problema que, sin embargo, las antecede. Pero como siempre decimos la incorporación de las netbooks en las aulas ha puesto en evidencia otras cuestiones que son fundamentales en las prácticas educativas como es la discusión sobre el paradigma pedagógico que sustenta las prácticas y que tiene una relación íntima con la forma en que se evalúan y califican a los saberes que en determinado contexto se consideran socialmente relevantes. Y acá también se deberá debatir sobre cuáles son los saberes que se necesitan para desarrollarse en nuestra sociedad, los saberes que necesitamos producir, porque ya no podemos seguir reproduciendo lo que otros dicen sino que debemos pensar por nosotros mismos. Vivimos tiempos de cambios profundos y por eso es necesario profundizar el debate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario