Decidí dedicarle a este tema un apartado específico porque me parece de los logros más destacables de este año. Desde que empezó el aislamiento busqué complicidades, siempre se presentaban excusas sobre el contexto, sobre las herramientas o les chiques que no respondían. Incluso armé un grupo de What’sApp para que pudiéramos organizarnos para trabajar un tema de manera conjunta. Originariamente había pensado en que podríamos hacer una publicación digital, un padlet o una revista que reuniera periódicamente las publicaciones sobre un tema abordado desde diferentes disciplinas o cuando fuera posible de manera interdisciplinaria. Abrí documentos colaborativos de Google para escribir y construir las propuestas. Así surgió de un colega la idea de trabajar racismo y se hizo un esbozo que decayó por el cansancio previo al receso invernal y que luego nadie continuó salvo Virginia y yo.
Estoy convencida de que cuando hay voluntad y se comparten los fundamentos políticos y pedagógicos sobre los que se asientan nuestras prácticas no hay impedimentos para construir colectivamente. Solo se necesita la decisión política de hacerlo y entonces el tiempo escaso, la distancia y las herramientas tecnológicas lejos de ser un obstáculo son las posibilitadoras de experiencias pedagógicas enriquecedoras. Poder trabajar con otres nos enriquece y fortalece, hace que las propuestas sean mejor pensadas y más completas y significativas y, fundamentalmente, trabajar con otres hace que no estemos solas y solos. Haber podido construir este vínculo pedagógico en este contexto y generar actividades creativas y significativas con contenidos disciplinares y transdisciplinares es uno de los logros que este 2020 tan complejo nos deja.
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