sábado, 28 de noviembre de 2020

"INVENTAMOS O ERRAMOS"

Comparto el registro completo de experiencia de Práctica Docente en tiempos de educación a distancia por la pandemia del coronavirus junto con algunas reflexiones.


Narrar la propia experiencia nos ayuda a tomar distancia, objetivar, vernos como un otro u otra, a visualizar los desafíos, los logros, a encontrar las fortalezas y comprender mejor dónde estuvieron las dificultades. Mirar hacia atrás y analizar lo hecho es fundamental para poder tomar decisiones pedagógicas y políticas para avanzar y proyectar lo que viene. En lo personal estoy muy satisfecha por el trabajo que hice. Siento que fue un año ganado en muchos sentidos. Por un lado me permitió hacer visible el trabajo que vengo haciendo desde hace muchos años, por otro pude poner en práctica todo el conocimiento que fui construyendo en años de hacer cursos y capacitaciones pero también en los espacios de trabajo en los que tuve el honor de ser parte. Mi formación y mi experiencia han sido fortalezas indiscutibles.

Arranqué y titulé este relato con la frase de Simón Rodriguez “o inventamos o erramos” porque estoy convencida que ese es el desafío siempre. 

Finalmente tengo que decir que todo lo que había planificado en febrero hacer durante este año, no solo pude hacerlo sino que siento que salió mejor que si hubiéramos estado en la presencialidad. 

Siento que, si pude acompañar en la construcción de un saber nuevo y relevante al tiempo de poder abrir una ventana para que entre un rayito de sol o un poco de aire fresco en este tiempo de aislamiento valió el esfuerzo, a pesar del dolor de cintura y la vista cada vez más maltrecha.

No quiero terminar sin recordar que la primera vez que acepté el desafío de narrar mi experiencia fue en el 2011 en el marco de las “Experiencias en marcha” del Programa Conectar Igualdad. Recuerdo que en aquel entonces  escribí que en la escuela solía sentirme como “un bicho raro” en el sentido de que no era lo habitual cruzarse con docentes que incluyeran la tecnología para potenciar los procesos de enseñanza. Pasaron casi diez años y a principios de este año volví a experimentar esa sensación. Había que armar un dispositivo de acompañamiento a distancia para nuestres estudiantes y yo tenía gran parte de ese trabajo allanado. 


Después de un año en el que las tecnologías fueron nuestras aliadas para sostener la continuidad educativa ya no queda nadie que no reconozca que hay otras formas de aprender, que tenemos que adecuar nuestras formas de enseñar a los contextos y a esas formas de aprender y que las tecnologías son facilitadoras de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. ¡Estoy segura que ya  nunca más me sentiré un bicho raro!  

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